La vecina de Tanti que fue victima de un intento de femicidio en 2021, agradeció el acompañamiento de la gente y dijo estar conforme con el fallo de la Justicia.
«Me siento mejor. Conforme con la decisión que tomaron, con la pena que le dieron» fue lo primero que Esther Villán (47) le dijo a infoTanti tras el fallo de la justicia contra el sargento de policía Cristian Molina, el hombre que en marzo de 2021 quiso asesinarla. «Creo que pasó lo peor. Ahora quiero dar vuelta la página», expresó claramente emocionada mientras se fundía en un abrazo con Gabriela Calderón, una de las agentes del Polo de la Mujer que la acompañó durante el último tiempo. «Quiero dar vuelta la página. No se cómo, pero tratar de comenzar una nueva vida, una nueva etapa, una nueva historia junto a mi familia. Poder cerrar con esto y estar más tranquila», agregó.
Minutos después de la finalización del juicio, Esther ya no contuvo las lágrimas y agradeció a todos los que la acompañaron en esta dura etapa de su vida. «Estoy muy agradecida con todo lo que hicieron, con el fallo y agradecida toda la gente que me estuvo acompañando en este tiempo, mi abogada, mi asistente social, y a la prensa que no dejó de venir un día y a toda la gente que me apoya. Siempre me sentí muy apoyada en mucha gente», agregó.
Dos años de pesadilla
Esther vivió una pesadilla que duró dos años. Su vida se volvió difícil cuando, en enero de 2021 decidió que su novio, el sargento de policía Cristian Molina, fuera a vivir a su casa con ella y dos de sus hijos. Desde ese momento, el hombre que se había mostrado atento y cariñoso, se volvió un agresor violento que la sometió y maltrató durante dos meses, para finalmente intentar asesinarla.
Por aquel hecho, que fuera investigado por la fiscal de instrucción de tercer turno de Villa Carlos Paz, Jorgelina Gómez, el lunes 6 de febrero comenzó el juicio en el Palacio de Tribunales II, ubicado en el barrio de Güemes, en la ciudad de Córdoba. El resultado del proceso fue que Cristian Molina fue encontrado culpable de homicidio en grado de tentativa, agravado por el uso de arma de fuego, por el vínculo y por mediar violencia de género. El policía fue sentenciado a 12 años en la cárcel, y a un tratamiento obligatorio sobre violencia de género. Los fundamentos de la sentencia se conocerán el próximo 17 de febrero a las 13.00.
Julieta García Gómez, abogada de Esther, dijo estar «absolutamente conforme» con el fallo. «Valoramos que la Justicia le haya dado una respuesta a Esther, y con esa respuesta le haya transmitido a la sociedad que estos casos no van a quedar impunes. Lo que es violencia de género, quedó establecido, y la intención del sargento fue darle muerte, no pudo por un milagro, y hoy está pagando las consecuencias de sus actos, así que estamos absolutamente conformes con la calificación legal y la pena obtenida», valoró la letrada.
El juicio, día por día
En la primera audiencia, realizada el lunes 6 de febrero, se presentó la acusación, hablaron el fiscal y el abogado defensor, y se le dio la oportunidad de la palabra al acusado. También testificaron Esther y uno de sus hijos, Adrián.
La segunda audiencia, realizada el martes, estuvo marcada por la presencia de un sargento de policía que fue el primero en concurrir al hospital donde Esther estaba internada, y dos especialistas de la policía judicial, una perita en balística y otra en medicina, que explicaron la naturaleza del arma y de las heridas de la mujer.
Finalmente, ante la conclusión de los testimonios solicitados por las partes, el miércoles se realizaron los alegatos finales, donde el fiscal de la Cámara, Gustavo Arocena, pidió una pena de 12 años de prisión, ante un delito que, según explicó, tiene una escala penal de 10 a 15 años. El abogado defensor, objetó la calificación penal y dijo que por los hechos acreditados, su defendido no debía ser condenado más que por lesiones leves, un delito que tiene una pena máxima de 3 años y que, por lo tanto, es excarcelable. La querella, representada por la doctora Julieta García Gómez (del estudio del abogado Carlos Nayi), había solicitado 14 años de prisión.
Tras los alegatos finales, el tribunal le otorgó al acusado la última palabra, que Molina usó para ratificar que no tenía la intención de matar, y que demoró en llevar a la mujer al dispensario porque «hacía dos meses que vivía en Tanti y no sabía dónde quedaba» (vivía a cuatro cuadras del dispensario local).
El tribunal pasó a un cuarto intermedio que demoró casi dos horas, donde los ocho jurados populares debieron debatir los elementos expuestos en el juicio e incorporados al expediente, y definir una sentencia que terminó siendo de culpabilidad, por mayoría (no por unanimidad) de 12 años de prisión para el sargento Molina.
Violencia misógina
«Me trataba de india, me decía que no servía para nada, me decía hija de puta, que sin él yo no era nada», comentó Esther. Pero la situación encontró su punto cumbre el 25 de marzo de 2021, cuando luego de una discusión en la rotisería de Esther (ubicada en barrio Villa Douma a metros del Supermercado Galli), se encendió la llama que detonaría la violencia misógina de Cristian.
El hombre se volvió en auto con su hijo hasta la casa en la que la pareja estaba viviendo, en la calle Buenos Aires, a pocas cuadras del centro de Tanti. Cristian no dejó que ella volviera en el auto. «Bajate de mi auto», le dijo, y la mujer tuvo que hacer dos kilómetros caminando, bajo la llovizna, hasta su hogar.
Esther ya había tenido discusiones previas, y le había expresado que quería terminar la relación, pero el hombre se negaba a irse. La mujer tenía miedo por su familia, porque Cristian decía que tenía peso dentro de la Policía.
Al llegar a su hogar, ambos discutieron y en un momento, el hombre sacó un arma y gatilló, dos veces, apuntando a la cabeza de Esther. Finalmente la tomó del cuello y le puso el arma en el cuello, gatilló nuevamente y el tiro salí, lesionando a Esther en la cabeza.
La mujer quiso huir, pero el hombre salió detrás de ella, le dijo que la llevaría al doctor, y la subió al auto. En lugar de ir al dispensario, dieron vueltas por el pueblo hasta que la mujer comenzó a sospechar que estaba perdiendo tiempo para que ella, que sangraba mucho, muriera desangrada. Esther se quiso tirar del auto y gritaba, por lo que el hombre, finalmente la llevó al dispensario, la bajó del auto y se fue. Minutos después quedó detenido.
Esther fue derivada al Hospital Domingo Funes, donde un médico le dijo a su hijo que estaba viva «de milagro».
Luego de su regreso al domicilio, la mujer quedó muy afectada física y psicológicamente. No pudo volver a trabajar en la rotisería, y era acosada por familiares de Molina, que la amenazaron con quemarle la casa.
Finalmente, dos años después de aquél terrible día, se realizó el juicio, y Cristian Molina fue condenado a 12 años de prisión por considerarlo autor penalmente responsable del delito de homicidio en grado de tentativa triplemente agravado por el uso de arma de fuego, por el vínculo y por mediar violencia de género.
