Este mismo miércoles se podría saber qué sentencia le dan los jurados populares al policía que le disparó a su pareja en la cabeza, en marzo de 2021.
El juicio contra Cristian Molina por el ataque a Esther Villán, ocurrido en Tanti en marzo de 2021, podría terminar este mismo miércoles. Tras la segunda audiencia realizada el martes, se espera que este miércoles el fiscal, la abogada querellante y el abogado defensor, tengan el momento de los alegatos.
Esta instancia es la antesala del momento en el que los ocho jurados populares dictarán su fallo respecto del delito que se le imputa: «homicidio en grado de tentativa triplemente agravado por el vínculo, por violencia de género, y por el uso de arma de fuego». La finalización del debate fue dispuesta por los miembros del tribunal con acuerdo de las partes, debido a que este martes se agotó la nómina de testigos que se citaron al juicio.
El centro de la atención es cuál será la pena que solicite el fiscal Gustavo Arocena, que podría ir de los 10 a los 25 años de prisión. Por otra parte, el abogado defensor Damián Palavecino, insistirá en su hipótesis de que hay indicios suficientes que indican que su representado desistió del crimen y conforme a la ley solo debe ser condenado por las lesiones leves que le habría provocado a Esther.
Si el defensor lograra que los jurados acompañen su punto de vista, la pena máxima por el delito serían los tres años de prisión, y por tanto, su ejecución podría ser sin cárcel.
La audiencia está fijada para este miércoles a las 9.00 en la Cámara Criminal y Correccional de primera nominación, ubicada en el Palacio de Tribunales II, en el barrio Güemes de la Ciudad de Córdoba.
Jornada de expertos
En la audiencia del martes, tres testigos expusieron ante el jurado popular, sobre aspectos relativos al arma con la que Molina le disparó a su entonces pareja y sobre el parte médico de Esther, a partir de su atención en el Hospital Regional Domingo Funes.
El primero en exponer fue un policía del mismo rango que Molina, el sargento Carlos Heriberto Cortéz, quien habló de la primera entrevista que tuvo con la víctima en el hospital y el testimonio que recogió, así como de la formación que los policías de su rango reciben habitualmente respecto del uso de armas.
La defensa de Molina resaltó que, según el comisionado, Esther relató en aquella oportunidad que su pareja, luego de dispararle en la cabeza, la abrazó, le pidió perdón y la quiso llevar al dispensario.
Desde la querella, en cambio, destacaron que el policía que vino a declarar, que tiene la misma jerarquía que el imputado (sargento), ilustró a las partes que hay capacitaciones respecto del uso del arma, y que los policías están en pleno conocimiento de que un disparo en la zona que se le dio a Esther tiene como resultado la muerte. «No hay otra intención posible que no sea haberle dado muerte a su pareja», indicó la doctora Julieta García Gómez, representante de la víctima.
Peritas
En el turno de la perito balística, la experta indicó que el arma funcionaba correctamente y que fue encontrada en la habitación de la pareja. «Eso demuestra que no tuvo intención de continuar en el ataque contra la víctima, desistió, y no se le puede imputar la tentativa», resaltaron desde la defensa.
En la otra posición, la querella destacó que la perito indicó que se trata de un arma de gran potencialidad de daño, arma de guerra, y que los sonidos que escuchó Esther se deben al gatillado sin balas en la corredera.
Finalmente llegó el turno de la perita médica, que indicó que en la región donde Esther recibió el disparo hay órganos vitales, y que no tenía elementos para precisar si la herida que había recibido Esther había ingresado en su cuerpo o habían copeado sin cortar, rozando el cuerpo.